George Lucas, la personalidad de un tímido
24 de Mayo de 2005
Querido diario:
Te voy a enchufar un poco a Lucas para que te hagas una composición de lugar sobre un tipo que ha dedicado su vida practicamente a un sólo proyecto, el éxito lo ha marcado y mi tío me ha contestado cuando le he preguntado sobre los inicios de George....
Querido sobrino: George Lucas nació en Modesto, una población pequeña de California, el 14 de mayo de 1944. Era un niño frágil, nada atlético, y tímido; aunque entonces no lo sabía, tenía diabetes. Con frecuencia era blanco de las pullas de los matones del instituto, y tenía que pedirle ayuda a una hermana menor para ahuyentarlos.El ambiente del pueblo no era precisamente el del parque de atracciones que construiría para los críos desde las pantallas muchos años después. El luteranismo cría a sus hijos en la frialdad y el pueblo era un desierto cultural .Su padre era un republicano firme e inflexible, un hombre de negocios que había crecido durante la Depresión y tenía una tienda de artículos de oficina; para él, el pequeño George, al que nunca le fue muy bien en la escuela, era un vago que probablemente no haría nada bueno en la vida. Una vez se refirió despectivamente a su hijo llamándolo "diablillo escuálido". Para inculcar en él los valores del americano tradicional, le apuntó a la sección infantil del campamento de entrenamiento de la Marina de Estados Unidos, y todos los veranos le sometía al rito viril del rapado de cabeza.
Como Spielberg, Lucas era hijo de la televisión. "En mi infancia y adolescencia, el cine tuvo muy poco efecto en mí", ha dicho muchas veces. La influencia de la televisión fue mucho más fuerte"." Durante los dos años que estudió en el Junior College de Modesto, fue cuando empezó a ir al cine; hacía el viaje hasta San Francisco, para ver películas de directores locales underground como Scott Bartlett, Bruce Conner y Jordan Belson. Pidió el traslado a la USC en calidad de estudiante de tercer año en 1964; después pasó al cine, y no tardó en darse cuenta de que había encontrado su vocación. Tras descubrirla, se zambulló de cabeza, con una pasión típica del muchacho que encuentra algo a lo que agarrarse cuando ya su subconsciente y su propio padre lo preparaban para heredar el negocio de objetos de oficina. Trabajaba día y noche, alimentándose de barritas de caramelo.
No era muy alto -medía metro setenta y era un chico introvertido que tenía grandes dificultades a la hora de relacionarse con los demás. Hoy sería facilmente diagnosticado como un analfabeto emocional.
Llegó el inevitable enfrentamiento con el padre, para quién Hollywood era la Ciudad del Pecado, y se opuso a la decisión de George de estudiar cine.
"Volverás dentro de pocos años", y George le gritó: "No pienso volver nunca", antes de añadir: "Voy a ser millonario antes de los treinta". Lo fue.
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